Las alergias a los pólenes (I): No son sólo estornudos y lagrimeo.

Isolina Picáns Picáns
Alergóloga en Centro Médico Pontevedra
Antes de comenzar a desarrollar este tema, os diré que mis entradas no pretender ser un referente para la bibliografía científica, sino más bien pequeñas “píldoras” para intentar que los pacientes comprendan y reconozcan los síntomas de alergia y la importancia (o no) que puedan tener. Y ya que estamos en plena temporada, empezaré por la alergia al polen.
Tendemos a pensar que la primavera es la estación del año en que aparecen los síntomas, y en la mayoría de casos es cierto, pero no es la única. Quizás en la costa gallega le gane la partida el inicio del verano, sobre todo del 15 de junio al 15 de julio y más adelante os explicaré por qué y además, hay pacientes que la sufren incluso en pleno invierno.
Los síntomas más habituales son conocidos por todos: los que afectan a la nariz son típicamente estornudos en ráfagas, picor, mocos acuosos o gelatinosos transparentes (que mojan el pañuelo pero no lo manchan) y congestión nasal. En cuanto a los ojos, también provoca picor y además enrojecimiento de la conjuntiva, presencia de moco blanco que al retirarlo se estira “como un chicle” y que puede situarse por delante de la pupila causando visión borrosa. Cuando es muy intensa, da lugar a lo que llamamos quémosis, en la cual la conjuntiva, que es la membrana que recubre la esclerótica (la parte blanca del ojo) se inflama tanto que la córnea que recubre el iris, que es la parte de color, queda como hundida en el centro del globo ocular. Es algo que asusta mucho, pero que se resuelve sin consecuencias con el tratamiento.
Todo esto es muy llamativo, pero el problema más grave que nos puede ocasionar la alergia respiratoria es el asma, que puede presentarse de la forma que todo el mundo conoce, que es el ahogo y el pitido, pero también frecuentemente con tos seca perruna persistente de predominio durante la noche. A veces los pacientes describen simplemente una sensación de no llenarse plenamente o de pecho cargado similar a una infección respiratoria, cansancio o falta de fuelle ante esfuerzos que habitualmente se toleraban. Por ejemplo, una persona que antes subía al segundo piso por las escaleras, ahora tiene que parar a coger resuello antes del primer descansillo.
Curiosamente, muchos pacientes no relacionan los síntomas bronquiales con la alergia, cuando sí que están provocados por ella en la mayoría de pacientes con pruebas positivas; lo achacan más a “me ha cogido el frío” o “me he pillado un catarro”.
El polen que causa la mayoría de alergias en Galicia y resto del mundo es el de gramíneas, lo que conocemos popularmente por “hierba” (suelo explicar en consulta que son esas hierbas altas del campo que cuando se secan se cortan para el ganado, así como el césped y los cereales como el trigo o la cebada). Emiten su polen en nuestra zona desde marzo hasta incluso octubre, aunque los niveles que producen síntomas suelen detectarse a partir de mediados de abril y los máximos en las Rías Baixas entre el 15 de junio y el 10-15 de julio, por eso os comentaba que en polen no todo es primavera. Posteriormente, debido al calor y a que finalizan su ciclo vital, se secan, y es raro que den problemas más allá de estas fechas, aunque no imposible. En nuestros veraotoños pueden seguir naciendo, creciendo y polinizando algunas.
Es típico que las molestias aparezcan en días soleados y especialmente ventosos y a veces también antes de las tormentas. Sin embargo, en días de lluvia mejoran, pues el polen ya no está en suspensión en el aire. Pero cuando llega el mes de junio, sobre todo a finales y la primera quincena de julio, ya los síntomas se hacen diarios así como más intensos y no suelen responder a un antihistamínico solo, precisándose más medicación para su control.
En los casos en que la clínica dura muchos meses, o bien es intensa y/o se asocia a asma, además de la medicación sintomática (colirios, sprays nasales antihistamínicos e inhaladores) es preciso administrar también la vacuna hiposensibilizante, que ha demostrado claramente reducir los síntomas y la necesidad de medicación así como disminuir la posibilidad tanto de desarrollar asma como de que aparezcan nuevas alergias.
Para finalizar y como dato curioso, que sepáis que la especie invasora “hierba de la Pampa”, esas que parecen plumeros y que vemos cada vez con más frecuencia a los lados de las carreteras, son también gramíneas y su temporada es de julio a octubre. Por ello, si no se hace algo por erradicarlas, nuestra antaño corta temporada de gramíneas puede volverse casi tan larga como la de ácaros.
En próximas entradas seguiremos con otros pólenes menos frecuentes.

Créditos: Jéssica Teixeira Mariana Sousa Agostinho Cruz (CC BY-NC 4.0)